Poner el árbol y el Belén son rituales que repetimos en casa todos los años, y nos gusta mucho hacerlo. Nos gusta pasear por las calles, ver las luces y terminar con un buen chocolate con churros.
Siempre hubo alguien en mi entorno a quien la Navidad dejó de gustarle por el peso de las ausencias, y yo ya voy acarreando algunas, pero trabajo por mantener ese espíritu de alegría, de buenas sensaciones.
Hay una película, titulada Polar Express, que todos los años me recuerda que ese «espíritu» de la Navidad, sigue vivo para quien lo sigue alimentando, y así lo sigo haciendo.
Tal vez llegue un momento en mi vida en el que ya no hayan juguetes que regalar y las ausencias me pesen… pero seguiré intentando mantener una pizquita de ilusión.
¡Feliz Navidad!
Hasta el siguiente Post.