La psicóloga Lindsay C. Gibson, en su libro «Hijos Adultos de Padres Emocionalmente Inmaduros», desarrolla un análisis en profundidad de estos padres, de las consecuencias que su comportamiento tiene sobre sus hijos y, lo más importante, cómo lidiar con ellos. En el artículo de hoy me voy a centrar en la descripción de cómo actúan estos padres y en otro artículo, abordaremos el cómo lidiar con ellos.

Según su descripción del funcionamiento de padres/madres emocionalmente inmaduros, la autora detalla las siguientes características:

  • Rigidez cognitiva: hay una única manera de ver y hacer las cosas
  • Escasa tolerancia al estrés: les cuesta reconocer sus errores, y esperan que los demás calmen su malestar haciendo lo que ellos quieren.
  • Hacen lo que más les complace: toman decisiones basándose en lo que les apetece en cada momento, perdiendo de vista lo que es más conveniente en cada ocasión.
  • Subjetividad: tienden a hacer un análisis subjetivo de las situaciones,  prima lo que les parece frente a lo que en realidad está ocurriendo.
  • Muestran poco respecto por lo que es distinto a ellos, resultando incluso ofensivas
  • Son egocéntricos: viven preocupados por sí mismos y sólo piensan en sí mismos,
  • Son autorreferenciales: manejan las conversaciones para que tema vuelva hacia ellos y ser el centro de atención
  • Escasa empatía y escasa sensibilidad emocional
  • Fomentan la inversión de papeles: esperan que sus hijos sean sus confidentes, incluso en asuntos mayores, llegando a involucrarlos en sus problemas matrimoniales.

A partir de estas características de funcionamiento, la autora describe 4 tipos de padres emocionalmente inmaduros. 

  • Padres emocionales: son inestables e impredecibles, pasan de agobiar al hijo/a a retirarse bruscamente. Esperan que otros les aporten la estabilidad que les falta. Tratan pequeñas adversidades como el fin del mundo.
  • Padres resueltos: siempre ocupados, se desviven porque sea todo perfecto, incluso sus hijos. Son invasivos y controladores, queriendo decidir cómo deben vivir sus hijos.
  • Padres pasivos: evitan enfrentarse a los problemas, se colocan en un segundo plano cuando tienen una pareja dominante. Tienden a restarle importancia a los problemas
  • Padres displicentes: no les gusta la intimidad emocional, no quieren que sus hijos les molesten, y muestran escasa tolerancia a las necesidades de los demás.

Estas categorías no son excluyente y puede haber padres que compartan rasgos de dos tipos, pero posiblemente, predominen los de una o dos.

La experiencia común de los hijos e hijas de estos padres /madres es haber crecido con un sentimiento de soledad emocional y haber desarrollado un esquema de funcionamiento emocional para adaptarse a esos padres, pero que resulta disfuncional en su relación con otros fuera de la familia y en la edad adulta.

Finalmente, conviene apuntar que muchos de estos padres fueron criados y educados en la represión emocional y/o sufrieron abuso o negligencia emocional.

Espero que os sea útil y hasta la próxima!

Vanesa Hernández

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