¿Serías amigo de alguien que no para de criticarte?
Seguramente has contestado sin dudar, que no. Sin embargo puede que cada día, varias veces al día te hables a ti mismo de un modo muy exigente, que te critiques, te hagas reproches o te culpes.
Estar recibiendo continuamente mensajes tan negativos puede hacer que nos acabemos creyendo todas esas cosas y sintiéndonos de acuerdo con el mensaje. Si todos los días me digo a mí mismo que soy un inútil porque no sé hacer algo concreto, probablemente acabe sintiéndome un inútil.
Pero la historia cambia mucho si en vez de hablarnos así, nos decimos algo como… no se te puede dar bien todo, quizás esto es difícil para ti, no pasa nada, haces hasta dónde puedes y eso es suficiente. ¡Esto suena mucho mejor! Pero… ¿por qué nos cuesta tanto hablarnos así a nosotros mismos? Quizás demasiada autoexigencia, perfeccionismo o que simplemente estemos repitiendo mensajes que hemos recibido de otras personas importantes que han sido duras con nosotros mismos.
Nunca es tarde para aprender y cambiar patrones que pueden estar haciéndonos daño.
Un ejercicio sencillo que podemos practicar a diario cuando seamos conscientes de lo mal que nos estamos hablando es pensar que le estamos hablando a un amigo, y hablarnos como lo haríamos con alguien a quien queremos y le tenemos aprecio. No nos gusta que nuestros seres queridos hablen mal de sí mismos y se sientan mal por ello. Si recibo que un amig@ se siente mal porque se equivocó con algo le diremos que no se preocupe, que todos nos equivocamos alguna vez y que seguro que tiene solución. Ahora date este mensaje a ti!
Otro ejercicio que podemos hacer a modo de juego es, ¡llevarnos la contraria!. Imagínate que no estás nada de acuerdo con los pensamientos que estás teniendo y rebátelos contigo mismo. Si piensas, no soy capaz de hacer esto, llévate la contraria e intenta convencerte de que eso no es cierto, busca ejemplos de otras cosas de las que también pensaste que no serías capaz y finalmente conseguiste hacer.
¡Prueba a ser tú mejor amigo! Y recuerda que para que salga sólo, ¡¡hay que practicar mucho!!
Esperamos que os sea útil, y hasta la próxima!
Vanesa Herrnández